Delegar es bien: siempre. Cuando a alguien lo ponen al mando de un proyecto como líder, mánager, gestor o como se quiera llamar a este cargo, es una honra y una responsabilidad. Mucha gente tiende a confundir esta nueva responsabilidad con más carga de trabajo, y no tiene por qué ser así. Si a alguien le han encargado que lidere o gestione un equipo, lo que esperan de él /ella es justo eso: que sea capaz de gestionarlo, no de hacer más trabajo que nadie.
Al principio del proyecto la responsabilidad y el resultado final tan grande puede agobiar, pero entonces hemos de recordad que si nos han puesto un equipo a nuestro cargo es porque no tenemos que hacer todos nosotros/as y por lo tanto, es obvio que el objetivo sea más grande que uno individual. Liderar un proyecto quiere decir que con los recursos (personas y tiempo) tendrás que trazar un plan para lograr ese objetivo en el tiempo que te proponen. A pesar de que el el objetivo final sea muy grande, un equipo trabaja mejor y de manera más eficaz cuanto mejor esté organizando y no cuanto más trabajo parece que sacáis adelante. Por lo tanto, vale muchísimo más la pena invertir tiempo en conocer los fuertes y debilidades de cada miembro del equipo así como las motivaciones.
Una vez que conocemos a la gente que tenemos que gestionar llega la hora de repartir las tareas y ahí viene lo divertido del asunto. Al principio como líder de un grupo, te asumirás las tareas más complicadas, que requieren más tiempo o más conocimiento o las que simplemente te resulten más tediosas porque así le quitas el marrón al otro: no y repito que si te han encargado de gestionar un equipo es justo para que lo gestiones, no para que hagas labores de campo.
Identifica aquellos miembros que podrán emplearse más afondo en cada tarea de manera individual o incluso grupal. Si alguno de los miembros tiene también dotes de liderazgo delega en el algunas tareas porque eso te liberará de trabajo y al mismo tiempo le dará visibilidad y se sentirá motivado. Mucha gente tiene miedo de que delegar pueda llegar a suponer una amenaza a su actual posición por la persona en quien delegó: no. Todo el mundo necesita motivación en el trabajo, asumir demasiadas responsabilidades o tareas para no delegarlas te hará desmotivarte en el proyecto y tener peores resultados. Delegar denota confianza en tu equipo, te libera de carga de trabajo y motivas a otros miembros con otras responsabilidades que tal vez buscan.
Delegar es bien. Te permite centrarte más en gestionar y obtener resultados que en estar haciendo labores que tal vez sean responsabilidad de otros. Por otro lado has de asumir tu rol, no te han puesto a liderar un grupo de cocineros porque seas el que mejor hace una tarta sino porque sabes quién es el que mejor hace cada plato y sabes manejar las situaciones a las que se puede enfrentar un equipo.
En mi experiencia liderando varios equipos para diversos trabajos específicos, aprendí cosas que parecen muy tontas pero son bien ciertas:
- Que un papel de gestor o líder de un equipo es distinto a cualquier otro rol en el que no coordines a gente.
- Que si hay gente a la que estás gestionando, esa gente está ahí para ayudarte y para que les asignes tareas.
- Que si estas personas te ofrecen ayuda en algo, suele ser lo acertado una respuesta positiva.
- Que si estás haciendo el trabajo de una persona a la que gestionas: algo estás haciendo que no es correcto.
- Que algún miembro de tu equipo tenga dotes de liderazgo no significa que te vaya a quitar la posición sino que puedes delegar en este tareas de liderazgo.
- Que siempre tienes que encontrar una tarea que motive a tu grupo.
- Que tienes que mantener informado a tu equipo de los avances o cambios que van ocurriendo para que así todos caminéis en la misma línea y se cree confianza.
¿Alguna vez habéis liderado algún equipo? ¿cuál ha sido vuestra experiencia?
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