Me he tirado dos noches muy divertidas jugando y pasando miedo con Little Nightmares. Esta debería ser la conclusión de todos los juegos que, a fin de cuenta, no dejan de ser unas pequeñas obras de arte para el entretenimiento. Sin embargo, muchas veces se le da más peso del que debiera a la duración de un juego antes que a la calidad del mismo.
Está claro que el dinero que pagamos por un título muchas veces es muy injusto con la realidad que recibimos y preferimos que la inversión nos dé más que menos horas de entretenimiento. Pero los videojuegos no dejan de ser otra forma de entretenimiento más, igual que un concierto o que una película de los cuales podemos salir igual de felices o decepcionados. Por eso me gustaría hablar de Little Nightmares y la poca información que aporta la durabilidad de un juego.
La obra de Tarsier Studios publicado por Bandai Namco trata, en resumen, sobre una niña que intenta escapar de la especie de barco del que está encerrada. Creo que el nombre original “Hunger” habría sido más acertado, pero Little Nigthmares le da cierto misterio interpretativo. Mi versión de la historia es que Six, esa niña pequeña con la que rápidamente empatizamos, no es más que otro personaje dentro del juego de necesidades y “hambres” con una inquietud algo diferente y que poco a poco iremos descubriendo. Mientras que todo a nuestro alrededor refleja la gula y el egoísmo de nuestra sociedad con dibujos que recuerdan a El viaje de Chihiro, tienes que lidiar con la indefensa incertidumbre del qué vendrá luego. Estos cambios de plano están muy bien logrados y junto a la tétrica banda sonora crean una intraquilidad y temor que perdura en todo momento. No obstante e independientemente de la duración, el juego se me quedó corto porque lo terminé con una sensación de que los pasajes finales habían concluido antes de lo previsto y de forma muy abrupta. Mientras que el ritmo al principio de la obra deambulas de forma cuidadosa y las escenas se recorren con calma para evitar multitud de peligros, los capítulos del final son más escuetos, repetitivos, concisos y rápidos, hasta el punto en el que me apareció un bug donde uno de los monstruos no reaccionaba a que yo estuviese en la sala y me impedía seguir con la misión. El último capítulo, que no destrozaré porque sé que sois muchos los que no os lo habéis jugado, fue el más corto, atropellado y con el que más ganas me quedé de saber más. Tengo muchas dudas que me gustaría resolver pensando que hay un final alternativo el cual intentaré descubrir…
Y ahora lleguemos a la parte importante: lo recomiendo, me lo pasé bien, me divertí y sufrí con las pruebas. La estética es una mezcla entre LIMBO y cualquier película de Miyazaki. Mejoraría la iluminación de algunas zonas porque el juego es tridimensional y a veces los pequeños pies de Six no se aprecian conduciéndonos a la muerte por falta de percepción del espacio.
Pero es muy divertido, y lo rejugaré: y eso es la magia de los juegos cortos, poder disfrutar varias veces de esa experiencia convirtiéndola en algo distinto. Hace poco jugué por primera vez a Journey, creo que es una oda a todo aquello que no es un multijugador: una experiencia grata con desconocidos. No sé cuántas veces me he vuelto a pasar ese juego esperando poder encontrar cosas nuevas o disfrutando de la música y la imagen. Es un juego muy corto, pero no sería esa ninguna de las primeras cien cualidades con las que describiría Journey.
Lo mismo pasa con el anteriormente mencionado LIMBO, un juego que disfrutas y sufres a partes iguales, o por decir algo diferente The Stanley Parable, juego del que prefiero no comentar nada y simplemente os obligo a jugar.

Está claro que no esperas que un juego de casi 70€ te dure cuatro horas, y tampoco creo que sea lógico pedir que uno de 20 dure 800. Pero que las horas de un juego nos hagan prejuzgarlo es simplemente injusto. Siempre me río cuando le cuento a la gente que me compré The Order 1886 y que sigue sin parecerme un juego que dure 4 horas, porque para mí esas horas fueron insufribles e infinitas. Sin embargo las 4 en las que mucha gente dice haberse pasado Little Nightmares seguramente hayan sido profundamente satisfactorias. Journey para mí ha marcado un hito en los videojuegos y no sé si me pasé tres o cuatro horas jugándolo porque lo volveré a jugar una y otra vez cuando no sepa qué hacer y quiera disfrutar de algo bonito.
Así que por favor, si habéis llegado hasta aquí en este artículo, espero que no sea solo con la conclusión de que Little Nightmares es un juego que merece la pena jugar, sino para que no volváis a comentar la durabilidad de un juego más allá de como algo anecdótico.
Por cierto, si estáis interesados en la edición coleccionista de este precioso juego, podréis encontrar el vídeo unboxing en mi canal dentro de poco.
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