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Sex Education, una serie británica que mola, such a surprise!

Digamos que a la sorpresa de encontrarnos una serie británica que es entretenida le deberíamos añadir también la de que esta serie sea de Netflix y sea un nuevo aporte a la normalización de temas sexuales y de diversidad, totally unexpected!

Seamos claros: todo alrededor de Sex Education es predecible: que sea británica y buena, que sea de Netflix y hable de sexo e inclusión, que sea de adolescentes y hayan malote, buenotas y pringados, que la tía buena no tenga la pinta de pringada que cualquier mortal a esa edad, que el macarra termine como termina… La serie tiene ese rollito de adolescentes que se preparan para sus últimos años de instituto y están salidos porque hormonas. El escenario es el de siempre: protagonista feucho y pringado, abusones, tías-buenas malotas con familias desestructuradas, momentos cliché, lugares comunes… todo lo que predices en el primer capítulo va a pasar hasta el último detalle más retorcido, entonces, ¿por qué deberías verla? Porque a pesar de todo te vas a enamorarte de los personajes, de la actuación de Gillian Anderson, aprenderás a empatizar con ciertos problemas de los que pensabas que ya lo sabías todo y te lo vas a pasar tan bien que la terminarás la mitad de días que capítulos.

La mejor parte de Sex Education es el disclaimer que sueltan en el capítulo 2 sobre por qué no deberían hacer esto en su casa. Últimamente Netflix ha tenido que responder ante ciertas situaciones un poco marketinianas por las que tal vez no le apetezca ser el causante de más problemas sociales. Obviamente, lo primero que te viene a la cabeza cuando entiendes que la serie va de un adolescente haciendo terapia sin ningún tipo de estudio ni madurez (a la misma edad que unos hacen balconing, otros tienen una terapia autogestionada en el patio del recreo) es que eso es muy desaconsejable, por eso Netflix le encarga a la madre del protagonista que sí es terapeuta hablar sobre las secuelas y consecuencias que algo así puede causar. Una vez aceptado que no es sano que un adolescente te aconseje sobre tus problemas sexuales y sobre el componente mágico, por llamarlo de algún modo, de la serie, solo te queda disfrutar de las situaciones. No sé si también está de moda crear protagonistas odiosos, pero salvo Otis y Maeve la variedad de personajes carismáticos con los que cuenta Sex Education es bastante notoria (no podría elegir entre Jean y Eric con Aimee en una tercera posición con muy poca diferencia).

Esta parte puede contener trazas de spoiler.

Una de las cosas más interesantes que me parecen de la serie es la evolución de algunos de sus personajes. A pesar de que no podemos pedirle lo mismo a todos porque algunos papeles están destinados a su cliché, nos encontramos principalmente con Eric, un adolescente homosexual fuerte y convencido de su actitud hacia la vida que se da cuenta de que el camino que ha elegido no va a ser fácil. A pesar de que en esta generación de adolescentes aún existe un armario del que hay que salir, la homosexualidad ya se ha normalizado en el mundo como parte de la sociedad. Es por eso que los problemas a los que estos nuevos homosexuales se encuentran son diferentes porque en muchos casos no es solo el salir del armario sino el darse cuenta de que el armario existe, de que son diferentes. Puede que no haya nada tan duro como darte cuenta de que la sociedad te ha concebido como algo fuera de la normalidad. Las nuevas generaciones de homosexuales que nacen con una normalidad asumida se enfrentan al odio de una forma sorpresiva, no esperas que alguien te vaya a discriminar, no piensas que ser tú sea correr un peligro, que alguien vaya a robarte o querer tratarte mal por el mero hecho de existir y mostrarte como te gusta ser, como te has construido, de la forma en la que nunca nadie te dijo que no se podía ser porque todos somos libres de existir.

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Dentro de su historia de supervivencia me gustaría destacar la relación con el padre. Para ser como tú has elegido ser hay que ser fuerte.

Otro personaje profundo es Jean, la madre del protagonista. Una mujer de la que solo sabemos inicialmente que vive feliz como profesional terapeuta sexual, con una vida sexual plena, una mujer dueña de sí misma a la que prejuicias una cierta cordura que se va desmoronando y que en algún momento casi quieres odiar pero no puedes. A fin de cuentas es una madre enfrentándose a su hijo que empieza a no necesitarla y a querer vivir su vida, empieza a tener problemas en casa, con los amigos, y el niño que solía ser va desapareciendo y con ello llegando un hueco que nunca antes había existido. El miedo a que te hagan daño, el cubrir necesidades de una forma automática y la atracción inesperada son piezas pilares en este personaje adulto con el que muchos nos sentiremos identificados.

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Sex education educa de verdad. Educa la conciencia y refleja la misma historia de siempre incorporando situaciones contemporáneas. Los clásicos se tienen que rehacer constantemente, las historias se tienen que actualizar para que podamos ver nuevos roles y nuevas perspectivas. La sociedad ya no es la misma que era y puede que esa ligera variación en las historias mezclada con la genialidad de interpretaciones y frescura sea lo que tanto enganche de Sex Education.

Recomendadísima para pasar el rato.

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