Echo de menos los romances de adolescentes
tal vez porque nunca volveré a tener quince
o puede que porque nunca los tuve de verdad.
De cualquier modo
echo de menos las frases vacías que lo eran todo
brotadas con nauseas del elixir de la noche.
A veces pienso qué podría haber sido en ese coche,
Cuantos capós abollados
dejó mi culo
cuantos corazones rotos
dejó mi lengua.
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